Por la presente quisiera entregar mi reflexión personal sobre la escuela, su desarrollo y la actual crisis. Lo hago de la experiencia que me da el haber planteado la orientación original de la escuela, de haber participado en su fundación y de haberla dirigido durante cuatro años.
ORIENTACION
El objetivo de la escuela siempre fue, y creo debe seguir siendo, el ser parte del desarrollo del cine en el país y en la región. Es el mismo sentido que tuvo Aldo Francia, cuando con perspectiva pensó un conjunto de acciones en que todas tenían que estar coordinadas: pensó en un festival de cine, en la producción de películas, en una infraestructura para el desarrollo de las películas y en una escuela que formara los futuros cineastas. Este complejo de acciones era la única respuesta posible para implantar el cine en esta región y enfrentar así la producción hegemónica y centralizada que tiene el cine en el país. Por lo tanto, Francia no pensó en fundar una escuela más porque esta acción podría estar encaminada al fracaso. Lo mismo pienso yo: fundar otra escuela más, entre las ya existentes, es inútil. Una escuela de cine no se define por ser otra escuela dentro de la universidad, se define por cumplir objetivos respecto al cine nacional. Porque la existencia de una realidad como es el cine nacional no es la realidad a la que se enfrentan una escuela de derecho o una escuela de matemáticas. El cine es una realidad particular, una comunidad productiva, una fuente de trabajo pero no lo que algunos se imaginan. Hay que responder a algo muy concreto, nada de general. Justamente una de las demandas que nos hacen los estudiantes es en qué nos diferenciamos de otras escuelas, nos preguntan si tenemos o no una orientación propia, si somos o no escuela de cine, en definitiva nos preguntan para qué sirve esta escuela.
Entonces, ¿qué es la escuela de cine de la Universidad de Valparaíso?
La idea inicial al fundar la escuela era crear una escuela de cine. Esta idea produjo una serie de preguntas al interior de la universidad. Pero hubo dos razones que permitieron llevarla adelante. La primera, la tradición en la Universidad de Valparaíso del área artística. En los setenta hubo una escuela de cine y otra de teatro en la antigua facultad de artes y tecnología. Ambas desaparecieron en la época en que la universidad fue intervenida. La segunda, era el proyecto de un Instituto de Arte en la facultad de arquitectura, esta fue la idea que apoyó el entonces decano de arquitectura. Solo así fue aprobado el proyecto de esta escuela, luego el proyecto de la carrera de actuación teatral.
Cuando se crea la escuela de cine queda claro que será cine y no otra cosa. Existen escuela de comunicación audiovisual, que consideran el cine como un medio de comunicación entre otros medios: radio, prensa, televisión. Este enfoque es un enfoque periodístico, que considera a los medios como medios informativos. Por ejemplo las escuelas de periodismos en la Universidad de Chile y la Universidad Católica, tienen al cine como una mención periodística. También existen la formación técnica audiovisual, como el DUOC, AIEP, que forman técnicos no universitarios, orientados a la televisión, la publicidad y los departamentos de comunicación empresariales.
La única universidad que ha buscado formar cineastas en la actualidad es el ARCIS, con la impronta artística que le dio Claudio Di Girolamo. La Escuela nacional de cine, es una escuela particular, que no es universidad pero forma cineastas. En los setenta, la Universidad Católica creó la Escuela de artes de la comunicación (EAC), que tenía más de arte que de comunicación, y formó a los únicos cineastas titulados por una universidad que existían en el país.
Por tanto, la orientación que personalmente propuse, y fue aceptado, fue formar cineastas con carácter universitario. Esta orientación estaba de acuerdo con la tradición de la Universidad de Valparaíso, tradición única en el país (ya que la Universidad Católica decidió prescindir de enseñar el cine, por razones que considero ideológica). Enseñar cine significaba crear un ámbito donde se preservara el espíritu cinematográfico, esto es, considera el cine en tanto tal y no como un medio de comunicación. Este enfoque desplazaba a la televisión como objetivo educativo para la nueva carrera. Luego desarrollaré lo que es un ámbito para el cine.
Muchos se preguntan porqué la carrera ofrece especialidades. La idea surgió de la necesidad de preparar a los egresados para insertarse en el medio de trabajo. Nos pareció que formar solo directores de cine les restaba posibilidades de trabajo a los egresados, ya que el medio nacional se proyecta a ser una industria y la industria trabaja normalmente con especialistas. En países altamente industrializados la enseñanza del cine es enseñanza de especialidades, porque así lo requiere la industria. Hoy día, en un simposio que se desarrolló en Enero pasado, se insistió, por parte de la Asociación de técnicos del cine, en la especialización como único camino. Algunos nos opusimos porque lo sentimos como una imposición de una industria que todavía no se constituye. Al mismo tiempo vimos que este enfoque es funcional a industrias existentes, en particular en América del Norte. No se ha concretado aquella industria del cine que veíamos hace cinco años.
¿Qué pasó en nuestra escuela con las especialidades? Nuestros jóvenes se aíslan en las especialidades, pierden el concepto de ser cineastas, o sea, de dominar el espíritu del cine antes de ser un especialista. Los jóvenes le exigen a la especialidad una formación totalizadora, obtener en la universidad lo que solo el ejercicio de la profesión puede entregar. Es muy difícil para ellos realizar la ecuación correcta porque tienen la presión del futuro laboral. El resultado es tensiones entre los mismos compañeros donde algunos se sienten desplazados por otros que aparecen más creativos.
Creo que lo central de nuestro enfoque pasa por el trabajo de taller. El enfoque de la escuela es crear talleres de realización donde se establece un ámbito creativo favorable a la realización. Los talleres se constituyen en la actividad central durante los cuatro años. Las producciones se realizan en estos talleres. Pero también la experimentación artística, el descubrimiento de los recursos que entrega el cine , el espacio para discutir sobre el cine que queremos. Creo que la institución de los talleres ha sido un éxito porque ha asegurado el espacio creativo, tal como sucede en la escuela de arquitectura y en la escuela de diseño. El alma de la escuela ha pasado a ser los talleres, tanto de realización como artes integradas, de fotografía y las especialidades. Y debiera ser también la dirección de actores.
Los talleres se han convertido indiscutiblemente en un sello de la formación que entregamos y que asegura el carácter artístico que perseguimos. Lo digo porque otras formaciones ( por ejemplo UNIACC) , no están estructurado de esa manera , sino que pretende entregar muchas disciplinas que envuelven la formación.
Al mismo tiempo, la formación en cine contienen diversas líneas formativas ineludibles que son: la puesta en escena y dirección de actores , la dirección de fotografía, la escritura del cine , el sonido, la postproducción y la producción (donde se incluye la dirección de arte ). Son líneas porque avanzan durante toda la formación. A ello se agregan los estudios teóricos y humanísticos , que son etapas particulares.
Luego, la gradualidad formativa es otra de las características formativas. Se avanza por tramos, de forma que cada año representa un objetivo concreto . En el primer año se insiste en el desarrollo creativo más que en el manejo técnico. En el segundo año se entregan herramientas profesionales. Tercer año es el año en que decanta la orientación particular de cada alumno, qué es lo que quiere realizar en la vida, cual es su interés particular .Finalmente, el cuarto año es el año de la licenciatura. Creo que esta gradualidad formativa es lo que exige la formación académica y es absolutamente necesaria en cualquier diseño de escuela. De aquí se deduce que las obstrucciones para el desarrollo profesional es distinto en cada año. Los espacios creativos van variando, deberían variar, para acompañar la formación de los alumnos.
En cuanto al equipamiento, que es otra discusión instalada en la escuela habría que señalar que también tiene su lógica. Las carreras de carácter técnico y de comunicación, insisten en entregar mucho equipamiento desde el primer momento. Los alumnos se fascinan con este enfoque tecnológico que consideran señal de lo que debe ser una escuela. Pero los alumnos fascinados por la tecnología no siempre se abren a considerar al cine como una disciplina creativa. Un dolly o un steadycam no hacen al cineasta. Esto también pasan en otras disciplinas como la arquitectura y el diseño, que conocen de diversos enfoques, algunos más profesionalistas y otros más creativos, más de ámbito profesional. A mi me parece que el equipamiento tiene que ver con este asunto. Nosotros tenemos un excelente equipamiento pero no basamos la escuela en el equipamiento. Por ejemplo, un alumno de primer año que se le entrega una cámara digital HD, va estar más preocupado en dominar el equipamiento que en pensar un contenido o en experimentar con el medio. No se puede hacer las dos cosas al mismo tiempo. Es preferible experimentar desde lo básico porque los recursos técnicos llegarán de todas maneras cuando el egresado se profesionalice. Partimos del hecho que la academia suscita posibilidades pero no satisface necesidades. Para eso está el medio profesional. Si un alumno acepta pasar por la academia, aquí reflexionará su quehacer y no actuará como un profesional. Creo que hemos sido cuidadoso en el tema equipamiento, desde el momento que los alumnos piden más bien accesorios, una steadycam, un dolly, una grúa, que, si bien es cierto marcan una diferencia, no reemplazan el espíritu creativo. Pueden tener todo el equipamiento, pero esto no asegura que salgan buenos cineastas. La aplicación de equipamiento ha sido muy racional y tiene su lógica. El equipamiento apoya pero no logra de por sí un trabajo creativo.
AMBITO
Creo que el asunto de fondo en discusión es el tema del ámbito que debe existir en la escuela. Se trata de cómo se entrega la formación en cine. No es como las matemáticas donde se entrega materia y se pide respuesta científica al asunto. O las humanidades donde se pide conocimiento. El cine es distinto . Mi propia experiencia es haber tenido maestros que comunicaban su experiencia de vida. Yo no me asusto con el tema de los maestros. Es simplemente encontrarse con gente que ama el cine, lo ha vivido por dentro y lo comunican como se comunica el amor o la ética. El amor y la ética no se enseñan, se comunican en la experiencia diaria. Son de esas cosas que demandan una práctica y una orientación de vida, que algunos llaman vocación. Sucede que sin ámbito no es posible formar al cineasta. Sucede que no se puede enseñar ser escritor o poeta. No hay escuelas de escritores. Esta es la parte difícil del cine y es por eso que la enseñanza del cine termina siendo una capacitación técnica. Los alumnos con los que he conversado, entran a la escuela pensando que aquí encontrarán lo qué es el cine, saben que otras escuelas entregan una formación tecnológica. Centran su demanda en que esto es una universidad, que debiera entregar un espacio creativo y un espacio de reflexión. Se fascinan cuando descubren que sus profesores han hecho tal o cual película y que no son producciones comerciales sino que son obras reflexivas, que invitan a reflexionar. Y este asunto es en definitiva lo que tendremos que enfrentar.
CRISIS
En estos días me he preguntado cual es la razón de la crisis que vivimos. Este asunto yo me lo he tomado muy en serio. La crisis se podría deber a desconocimiento de lo obrado hasta ahora. Los alumnos dicen que en estos cuatro años no se han escuchado sus planteamientos. En realidad ha habido una política de puertas abiertas, de preocupación por satisfacer sus demandas en forma permanente, y propuestas de la escuela de innovar en materia pedagógica, se cambió la malla. La escuela ha hecho el ELEC, muestras de cine, revistas, encuentros con alumnos extranjeros, diplomados, PET, casa nueva , más personal, y se preocupa por la futura infraestructura. Pareciera que a los alumnos esto no les toca, tampoco las películas premiadas. Lo que los alumnos sienten es que estamos desconectados con el mundo del cine, de los cineastas que realizan sus películas. ¿Por qué la crisis?
En primer lugar, el conflicto se generó en cuarto año. Este cuarto año pasó por la crisis de cambio de profesores. Unos salieron por incompetentes, otros por que no se amoldaban a los lineamientos de la escuela. El hecho es que esta generación no ha tenido un cuerpo de profesores estable y sienten que se ha experimentado con ellos.
Luego, hubo un cambio de reglas disciplinario. La disciplina en sí no es cuestionable, el oficio la exige, pero es la forma de aplicarla la que generó el cuestionamiento. Creo que la disciplina, como la formación, debiera ser distinta en cada año. La mayor obstrucción está en los primeros años. Los últimos años piden una mayor comprensión y que nosotros profesores los vayamos considerando como uno nuestro en esos años, y no solamente cuando dan su examen de grado. Creo que estas normas, de los últimos años, deberían ser conversadas con ellos, sin perder la autoridad.
Me llama la atención que esta escuela manifieste su malestar respecto a la escuela y su dirección. La escuela está más ordenada pero los alumnos no están más contentos. Y esto atraviesa a la escuela en sus cuatro años. Creo que el malestar de fondo es por el ámbito. Sienten que falta un espíritu cinematográfico y tenemos que saber qué se entiende por ello. Aquí se trata de una situación particular de la que nos tenemos que hacer cargo. Tenemos que entender cual es la razón de la frustración.
ALTERNATIVAS DE SOLUCION
Más adelante habrá un Claustro. Los alumnos tendrán una agenda de cambios, ellos han manifestado que quieren otra escuela. Por tanto, tenemos que volver a pensar la escuela. Haré mi reflexión a partir del enfoque inicial, que no hay que perder.
En primer lugar, quiero expresar que la escuela que queremos no solamente se limita a entregar formación sino que se constituye en un centro cinematográfico que irradia hacia el país y la región. La escuela, a diferencia de lo que piensan los alumnos, no debe estar enfocada solo a la formación sino que tiene un deber superior. De nosotros se espera una instancia de reflexión del cine que se proyecta en realizaciones, en investigaciones, en difusión y apreciación del cine.
Para lograr estos objetivos superiores, que justifican la creación de la escuela, es necesario que sus profesores le dediquen un tiempo importante a la escuela. Solo así estos profesores podrán desarrollar extensión, desarrollar investigación, mostrar sus trabajos, e incluso realizar sus películas. Si se constituye este cuerpo de profesores, una comunidad preocupada por la escuela, estaremos haciendo un cambio radical en la escuela. Esta visión de la escuela no la podemos despreciar, porque este modelo de escuela es el modelo propiamente universitario, lo que todos están pidiendo y que lleva tiempo estructurar.
Esta escuela, así pensada, tendría que estructurarse por departamentos con direcciones que pesen. Los jefes de estos departamentos trabajan junto con la dirección de la escuela. Así debería existir la dirección de la carrera y el secretario académico a la cabeza del proyecto. Luego, una dirección de investigación y experimentación de cine. También una dirección de extensión docente y extensión a la comunidad. Luego una coordinación docente. Finalmente una dirección de producción. Estas cuatro instancias sumadas a la Dirección deberían constituir el Consejo directivo de la escuela. En la práctica funcionarían como el Consejo académico de la Escuela.
Respecto al cambio curricular. Mi propuesta es no desmantelar lo que tenemos sino perfeccionarlo. Creo que tenemos que entregar un título de cineasta con mención en dirección y guión, mención en fotografía y mención producción. Es mejor concentrarse en tres menciones. Habría que estudiar el tema del licenciado y del título
Pienso que el tercer año debería ser una experiencia con un cineasta invitado, con el cual se realiza un film con la participación de los alumnos.
El cambio curricular fundamental sería que todos los alumnos aprenden todas las disciplinas, tanto dirección, guión, fotografía y producción. En tercer año se orientan a una disciplina, participan de un proyecto en común, no hay propiamente talleres de especialidad. Luego, en el cuarto año, las tesis señalan la opción elegida. Y el título señala la mención escogida.
COMENTARIO FINAL
He expresado mi opinión, de la misma manera que se ha solicitado a todos los profesores que lo hagan. Creo que esta crisis es una oportunidad que hay que tomar para convertirla en avance. Los alumnos nos han colocado en esta disyuntiva y no podemos contestarles con mecanismos disuasivos. Creo que hay que pensar la escuela porque creo en ella. Tenemos una buena base, ahora tenemos que aplicar todos los recursos de que disponemos.
Sergio Navarro